La T-1 (como se denomina desde el jueves la futura terminal sur del aeropuerto de El Prat) tendrá un centro de negocios abierto a todo el mundo. "La zona de negocios está abierta a todo el mundo, a todo rango de pasajeros. El viajero no debe verse limitado", razonó ayer el director del aeropuerto de Barcelona, Fernando Echegaray. "El centro de negocios está dirigido a todos los viajeros y empresas que lo soliciten; haremos una instalación que no sea selectiva, que sea abierta, que pueda ofrecer servicios a cualquiera", explicó Miquel Modrego, director de Gestió i Serveis Trade Center, la empresa que gestionará el centro de negocios de la T-1.
La instalación, que ocupará a unas 40 personas, estará ubicada en una de las esquinas de la terminal, con vistas a las actuales instalaciones aeroportuarias. Con una superficie de 2.600 metros cuadrados, el centro de negocios estará dividido en dos partes: el área business, en la que habrá despachos y salas para celebrar eventos, reuniones y congresos, y un área de descanso en la que se ubicarán 10 habitaciones -una de ellas suite-, una zona de restauración y otra de ocio con gimnasio, peluquería, cabinas de masaje, tratamientos de belleza, vestuarios y duchas. Modrego adelantó que las habitaciones, "que estarán al nivel de un hotel de cuatro estrellas", costarán entre 100 y 120 euros al día; el precio del resto de los servicios, que se prevé que utilicen 20.000 pasajeros al año, está por determinar.
Pese a que los servicios están abiertos a cualquiera, el centro de negocios está orientado a un tipo de viajero determinado, según Echegaray: "Un viajero de rutas intercontinentales que conecta en Barcelona con otros vuelos y requiere una instalación de éste tipo". El centro de negocios puede favorecer el desarrollo de rutas intercontinentales para el aeropuerto, una de las demandas de Barcelona.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 29 de noviembre de 2008