En recientes declaraciones públicas (EL PAÍS, 13 de octubre de 2008), el escritor Antonio Muñoz Molina dijo: "La televisión española internacional es la vergüenza del Estado español". Pronto habrá que sumar a La 2. Además del incremento abusivo de la publicidad, las producciones que bajan de interés en La 1 pasan a la segunda cadena, haciendo ésta de cuarto trastero, para, posteriormente, desaparecer.
Los últimos datos de la Encuesta General de Medios arrojan un paupérrimo 3,3% de audiencia, y muchos telespectadores comienzan a echar de menos programas del formato de Línea 900. No valen excusas presupuestarias mientras la primera cadena gaste 3.000 euros semanales por cada famoso que participa en concursos de baile.
Ahora que la Comisión Mixta de Control Parlamentario de RTVE mira para otro lado, aunque nuestros intelectuales pongan el grito en el cielo, y, en espera de que lleguen el dinero o las ideas, seguiremos conformándonos con las reposiciones. Siempre lo mismo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 30 de noviembre de 2008