Ramón Calderón vive en el mundo de los optimistas. Ayer, en el Foro Ferrandiz-AS, dejó unas cuantas pruebas de ello. Según el presidente del Madrid, no hay nada de lo que preocuparse si el equipo no juega bien y marcha cuarto en la Liga sin haberse enfrentado todavía a ningún rival de verdad; tampoco hay que preocuparse por las 23 lesiones ni por la plantilla tan descompensada; ni, por supuesto, por el juego que está desplegando el Barça de Guardiola, del que no se adivinan puntos débiles. Y eso que se ha arriesgado a jugar hasta con siete chicos del filial.
"¿Envidia? No. Siento admiración. Vi un trozo del partido del sábado y hacen un fútbol espectacular. A mí me gusta el fútbol, y si alguien juega de forma espectacular, pues hay que reconocerlo", dijo. ¿Y el Madrid? ¿Qué se ha hecho mal para que el equipo sea el cuarto de la tabla? "Pues es que ser cuartos es una ventaja", llegó a contestar Calderón. "Porque si le ganamos a Sevilla, Barça, Valencia y Villarreal, adelantaremos a todos". Así de fácil. Como si los demás no jugaran más partidos.
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El presidente del Madrid está contento con todo. Con el trabajo de Schuster, de Mijatovic y de Walter Di Salvo, el preparador físico. Tan contento que fue capaz de decir que la plantilla está bien confeccionada [por Mijatovic] y, dos minutos después, que Schuster no tiene la culpa de lo que pasa. "Es el mismo que ganó la Liga el año pasado, no puede ser el culpable". El equipo, sin embargo, no es el mismo: se ha ido Robinho y no ha llegado ningún extremo para suplir su ausencia.
"Schuster habló con Pedja y conmigo y dijo que no quería más jugadores", aventuró Calderón. Resulta que el técnico alemán lleva dos años pidiendo a un extremo y a un delantero. "En junio rechazó dos nombres que le propuso Mijatovic", añadió. En junio Schuster pidió que el acuerdo verbal al que el club había llegado con Villa se transformara en acuerdo escrito. Un mes después se quejó de que era el último en enterarse en el tema de los fichajes.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 2 de diciembre de 2008