En el artículo La era del hidrógeno se menciona como principal limitación de los coches eléctricos su baja autonomía. Pues bien, una manera sencilla de solucionar este problema sería disponer en todas las gasolineras de un stock de baterías ya cargadas que, con una pequeña grúa, podrían instalarse en el coche previa retirada de la ya gastada, que se pondría a recargar. De este modo, se abriría el camino al uso masivo de coches eléctricos con energías no contaminantes. Podría ser una alternativa, por una parte, al empleo de las pilas de hidrógeno, que es una tecnología aún no resuelta y en cualquier caso mucho más cara (y no necesariamente limpia: la producción de hidrógeno consume energía); y por otra, a los biocombustibles, responsables en parte de la dramática alza en el precio de alimentos básicos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 6 de diciembre de 2008