Vaya por delante que no soy economista, pero ¿quieren la solución a la crisis? Pues muy sencillo: bajen de golpe todos los precios que se han desorbitado en los últimos años, empezando por el café del bar de la esquina (¿recuerdan cuando valía 90 pesetas = 50 céntimos de euro?), continuando por la gasolina, el menú de mediodía del currante y terminando por la vivienda, que debería oscilar alrededor de los 120.000, para representar unos tres o cuatro años de sueldo bruto anual digamos "medio". Habrá gente que perderá dinero, pero muchos serán de los que lo han estado ganando a espuertas en los últimos seis o siete años. El resto de los mortales podremos recuperar el nivel de vida que teníamos, volver a consumir y volver a poner en marcha la máquina económica. Me sabe mal por los que estarán pagando una vivienda que no vale lo que les cuesta, pero ¿de verdad alguien cree que un piso medio en Barcelona vale 50 o 60 millones de pesetas? Y si no se hace ya, tan sólo es cuestión de tiempo... y de alargar la situación.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 7 de diciembre de 2008