Sólo eran las dos de la tarde y ya habían visitado el Congreso -ayer de puertas abiertas por el aniversario de la Constitución- más de 4.000 personas. Así que tocó hacer cola. A esa hora, la fila de paraguas bajaba por la Carrera de San Jerónimo, seguía por el paseo del Prado y acababa en la esquina del Banco de España. "¡Cuatro horas esperando!", aseguraban algunos a la altura de los leones. También hubo que armarse de paciencia para entrar en el Museo del Prado. El puente ha traído a Madrid a muchos turistas de otras zonas de España. Juan Carlos y Ángeles, vallisoletanos, pasaron la mañana de tiendas por el centro. "Con lluvia, es esto o un museo", se justificaban. Muchos pensaron igual. Las calles de Preciados, Arenal y la Puerta del Sol estaban a rebosar al mediodía.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 8 de diciembre de 2008