En el hervidero urbano de la Puerta del Sol, las cabinas telefónicas de los años setenta desaparecieron y dejaron paso a los ciudadanos con prisa, los turistas y las loteras. Ya no hay que hacer cola para hablar por teléfono, para eso están los móviles.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 8 de diciembre de 2008