Unos 3.000 fieles musulmanes estrenaron ayer emplazamiento para celebrar la Fiesta del Sacrificio, una de las más importantes del islam. Hasta el año pasado los creyentes musulmanes de Barcelona se concentraban para rezar en el polideportivo de la calle de Sant Pau, que se les había quedado pequeño; ayer lo hicieron en las amplias naves góticas del Museo Marítimo, que pueden albergar a un elevado número de personas. La fiesta conmemora el episodio bíblico en el que Dios exime a Abraham de sacrificar a su hijo y le permite sustitirlo por un cordero.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 9 de diciembre de 2008