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CARTAS AL DIRECTOR

Reformar la Constitución

Creo que un país como el nuestro, inmerso en una crisis económica internacional y azotado por la lacra del terrorismo (un país como cualquier otro, pues), recibiría bien un impulso político que le sacara de su letargo. Se acaban de cumplir los 30 años de nuestra Constitución, un pacto que ha dado a España sus mejores momentos de libertad y prosperidad. Tal vez sea la hora de que entre una gran mayoría, hoy como ayer, hagamos un esfuerzo para animar el país reformando nuestra Constitución sobre la base de un gran acuerdo nacional.

Dejemos de lado lo que nos separa y centrémonos en lo que nos une: la igualdad entre hombres y mujeres, reformando la línea de sucesión de la Corona; el estado descentralizado, dejando constancia en nuestra Constitución del mapa autonómico actual y reformando el Senado para convertirlo en una auténtica Cámara de representación territorial, donde estén representadas las Comunidades Autónomas, las ciudades y las comarcas rurales, con competencias claras en los asuntos que les afecten. No hay urgencia; pero los contactos políticos, previos a los trabajos parlamentarios, deberían comenzar, de forma que el fin de la legislatura coincidiera con la reforma constitucional.

El país agradecería a los partidos políticos el esfuerzo de consenso, los partidos políticos que se sumaran al nuevo pacto constitucional saldrían fortalecidos y la convivencia de nuestra nación mejoraría evidentemente.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 9 de diciembre de 2008