Leí con satisfacción las declaraciones de la comisaria europea Reding sobre la publicidad en las televisiones españolas y, por tanto, estoy en total desacuerdo con el consejero delegado de Antena 3, Maurizio Carlotti. El volumen de publicidad que hay que soportar en las televisiones españolas es absolutamente abusivo, de una total falta de respeto al espectador. Si en otros países europeos se respetan los periodos, ¿por qué no en España? ¿Acaso existe aquí esa codicia de que habla el señor Carlotti?
Por otra parte, en absoluto nos resultan gratis las programaciones, en demasiadas ocasiones de auténtica basura, pero eso es otro tema. La publicidad la pagamos los consumidores cuando compramos un litro de leche o un coche o un libro. Buen porcentaje de los costes se originan en costosísimas campañas publicitarias. Por mi parte, soportaría un moderado aumento de impuestos para tener una televisión pública, constituida como servicio público, plural ideológicamente y de contenidos, educativa y de entretenimiento. Como dicen que es la BBC, vamos. Además, existe algo parecido a este modelo: TV3 y, especialmente, Canal 33, prohibidas ambas en el País Valenciano.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 11 de diciembre de 2008