Reconozcámoslo: no es mucho lo que se sabe del jazz rumano en este país. Sin embargo, existe y cuenta con una sustanciosa nómina de excelentes intérpretes acostumbrados a recorrer los escenarios europeos, España aparte. Músicos como Johnny Raducanu, Harry Tavitian y Mircea Tiberian (piano), Marta Hristea y Luiza Zan (voz), Mihai Iordache (saxo), Sorin Romanescu (guitarra), Vlaicu Golcea (contrabajo) y Cristian Stefanescu-Electric Brother (DJ, multimedia). Hasta el pasado 5 de diciembre, la relación incluía el nombre de Anca Parghel, cantante, pianista, compositora, arreglista y directora de orquesta de arrolladora personalidad, fallecida en un hospital de Timisoara (oeste de Rumania) a los 51 años, víctima del cáncer. Poseía una voz singular de tintes inusitadamente negroides con un registro que alcanzaba las cuatro octavas.
Establecida en Bélgica desde hacía un tiempo, Parghel era profesora de jazz vocal en el Real Conservatorio de Música de Bruselas y en el Conservatorio Musical Lemmens, en Leuven. A lo largo de su carrera, la multifacética artista tuvo la oportunidad de compartir escenario y/o estudio de grabación con muchos grandes del jazz, entre ellos el baterista Billy Hart, el saxofonista Archie Shepp, el trompetista Claudio Roditi, los guitarristas Larry Coryell y Philip Catherine o la también cantante Norma Winstone... Su ámbito de actuación comprendía el territorio de los Países Bajos, Alemania, Austria, Suiza y Bulgaria, donde Anca era especialmente apreciada en su faceta más conocida de cantante de jazz al viejo estilo.
En sus últimos años, sin embargo, inició una segunda carrera en el campo de la fusión, incorporando temas del cancionero tradicional rumano a su repertorio, también composiciones italianas, francesas y afro-brasileñas. Su colaboración con DJ Tom Boxer la convirtió en la reina de las pistas por un día, gracias a Zamorena.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 13 de diciembre de 2008