Juande Ramos dijo el pasado domingo que, de haber estado Robben, las cosas habrían salido de otra forma en el Camp Nou. Quizás tuviera razón porque anoche, con el mismo planteamiento defensivo que contra el Barcelona -salvando las distancias con el Valencia-, el Madrid consiguió sacar los tres puntos gracias al holandés. Es tan importante su trabajo en la banda; su capacidad para encarar, desbordar y dar profundidad al juego del equipo, que Juande hasta está dispuesto a perdonarle su excesivo individualismo. "Tenemos que concederle esa licencia", explicó el nuevo técnico.
El que quizás esté menos dispuesto a perdonárselo es Higuaín, que, a pesar del pase de gol que le sirvió en bandeja en el minuto 3, le reclamó a lo largo del encuentro que no fuera tan egoísta. "Hemos fallado demasiado", se lamentó el argentino al salir de los vestuarios. Y no se refería únicamente a sí mismo.
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El propio Robben también se quejó del marcador, pero lo atribuyó a otros problemas. "Hemos empezado bien, pero después hemos dejado meterse al Valencia en el partido. Es un aspecto en el que tenemos que mejorar", apuntó el extremo, quien recortó a la mitad los tiempos de recuperación de su última lesión muscular. "Yo no sé si es mi mejor momento desde que fiché por el Madrid. Lo que sí sé es que estoy muy bien físicamente y ahora puedo jugar como quiero. Nunca me había encontrado tan fuerte", sostuvo.
Su compañero Palanca se lo reconoció: "Es de lo más desequilibrante". El canterano negó que el Madrid hiciera un partido demasiado controlado y demasiado metido en su área esperando a la contra o a los toques de magia de Robben: "Es que la afición siempre exige el máximo. Creo que hemos salido muy preparados. Enseguida nos hemos encontrado con el gol y luego quizás nos hemos echado un poco atrás por la presión del Valencia. Pero, si hubiéramos llegado a concretar todas las ocasiones que tuvimos, ahora estaríamos hablando de la nueva imagen del Madrid y de que el equipo, por fin, ha cambiado".
Lo que no ha cambiado es el ir y venir de camillas: Metzelder se fue con la nariz rota y Van der Vaart sufre una contractura en los músculos isquiosurales de la pierna derecha.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 21 de diciembre de 2008