Quienes, este mismo fin de semana o en los días venideros, acompañen a sus niños a ver El valiente Desperaux -la película de animación digital que contrarresta la espectacularidad de sus competidoras con el clásico aliento de la mejor literatura infantil-, quizá se sorprendan con las abundantes referencias culteranas -de El Bosco a Ver-meer- que articulan su estética. Hay que tener mucha paciencia y ojo para detectar, en sus créditos finales, un nombre revelador: el de Sylvain Chomet, director de la celebrada Bienvenidos a Belleville (2002). En principio, Chomet tenía que haber dirigido El valiente Desperaux, pero los desencuentros con sus productores le apartaron del proyecto: sobreviven, eso sí, algunos de sus arriesgados diseños de personajes y puntuales toques de sofisticación.
Quien quiera recordar al Chomet purísimo de Bienvenidos a Belleville tiene oportunidad de hacerlo en el ciclo Juego de niños: descubre el cine europeo que, entre el 23 de diciembre y el 4 de enero, propone el Círculo de Bellas Artes. Junto a la obra de Chomet -que podrá verse los días 23, 24 y 26-, el Círculo programa una estimulante selección de películas infantiles apoyadas en una poética lúdica e imprevisible: entre ellas, clásicos como El globo rojo (1953) y Crin blanca (1953), de Albert Lamorisse.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 21 de diciembre de 2008