Quiero dar las gracias a Pilar Bonet por visualizar uno de los peores lugares del mundo para la dignidad humana: Chechenia.
A pesar del fin de la guerra abierta, en esa república sigue habiendo torturas, asesinatos impunes y secuestros contra la población civil.
En este conflicto silenciado, la responsabilidad de la comunidad internacional es inmensa, pues está permitiendo esta situación.
Es el momento de dar un paso adelante y garantizar una comisión de la verdad independiente para esclarecer el terror de las guerras pasadas y poder juzgar a los criminales que lo permitieron y lo ejecutaron. También es necesario que Rusia y la comunidad internacional apuesten por la seguridad y por la protección de los derechos humanos de la población chechena, en una de las últimas vergüenzas de Europa.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 27 de diciembre de 2008