Para Moratín, el teatro tenía la culpa de los males de España, especialmente los sainetes, "que retratan las costumbres del populacho: taberneros, castañeras, rateros y, en suma, de las heces asquerosas de los arrabales". La comedia nueva es el paradigma de su ideario: una pieza didáctica, bienhumorada, fidelísima a las tres unidades, donde arremete contra los dramones históricos. Un juguete cómico al que Ernesto Caballero le da la vuelta. En su montaje, sin cambiar una coma, don Pedro, portavoz de Moratín, es un ejemplo de que el sueño de la ilustración produce monstruos.
Aquí nadie sale bien parado y todo resulta familiar: las zalamerías del autor sin talento; las veleidades del crítico hiperbólico, a favor siempre del viento; la condena de lo viejo, dictada desde la atalaya... Caballero nos descubre que entre la obra y los mejores sainetes de don Ramón de la Cruz, antagonista de Moratín, sólo hay un paso. Pasen, pues, y rían.
La comedia nueva o El café
Dirección: Ernesto Caballero. Compañía Nacional de Teatro Clásico. Teatro Pavón. Hasta el 25 de enero.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 29 de diciembre de 2008