Centenares de jóvenes, que en algunos momentos llegaron a los 5.000, permanecían ayer en una fiesta que comenzó la pasada Nochevieja en la antigua fábrica de cemento de Buñol y que, al parecer, fue convocada a través de mensajes de telefonía móvil e Internet. Según comunicaron fuentes municipales, el lugar de la fiesta está alejado del casco urbano, por lo que los vecinos sólo escuchan de lejos la música y, por ello, la vida del pueblo transcurre "con toda normalidad" pese a la prolongación de la celebración.
En el lugar de la macrofiesta o rave, que es una propiedad privada, permanecían ayer tarde varias patrullas de la Guardia Civil cuyos agentes, según un testigo presencial, impedían que las personas que salían de la vieja fábrica para comprar provisiones pudieran regresar a la misma.
Las fuentes municipales señalaron que fue el jueves cuando el Ayuntamiento tuvo conocimiento de la celebración. El hecho de que el lugar donde se estaba realizando la concentración de jóvenes fuera una propiedad privada hizo que se diera aviso a la Guardia Civil del cuartel de Buñol. Asimismo, las mismas fuentes han subrayado que agentes de la Policía Local están también próximos a la vieja cementera "para asegurar en todo momento que la vida en el pueblo no se vea alterada, como así está ocurriendo". Los organizadores pretenden alargar la macrofiesta hasta el dominigo por la noche.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 3 de enero de 2009