Llegó por Navidad la noticia de la devolución del primer lote de los documentos "privados" (o sea, de particulares) expoliados en Cataluña al final de la Guerra Civil y que han estado secuestrados en Salamanca durante casi 70 años. Se trata de 120 libros, la mayoría propiedad de Antoni Rovira i Virgili.
En las noticias se podía ver perfectamente que muchísimos de estos libros llevaban dedicatorias manuscritas de sus autores a aquel insigne historiador y político. Por lo menos en este caso, resulta obvio que toda la insistencia por parte del ministro de Cultura en la necesidad de una cuidadosa identificación previa a la devolución de los papeles robados a particulares ha sido sencillamente una farsa. Llevando como llevan el nombre de su propietario, estos libros podían haberse devuelto tranquilamente hace tres años, cuando entró en vigor la ley de la devolución de los papeles catalanes. Que se haya esperado hasta ahora para hacer esta jugada podría hacer sospechar que se trata de un truco político barato, como, por ejemplo, anticipar con un gesto simpático la decepción que sin duda crearán en Cataluña el anuncio de la nueva financiación y el veredicto sobre el Estatut por parte del Tribunal Constitucional.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 5 de enero de 2009