Raúl festejó ayer su partido número 500 en la Liga en Mallorca con un gol de tacón, detalle exquisito en un muermo de partido, resuelto nada más empezar por Robben. Remonta el Madrid con las piernas del imparable holandés y la cabeza del irreductible capitán. La velocidad de Robben y la determinación de Raúl le dan sentido a la quietud de Juande, cuyo equipo guarda de momento un cierto parecido con el que en su día armó Capello, más que nada porque vuelve a dominar las áreas a cambio de renunciar al juego.
Robben y Raúl son dos especies en peligro de extinción. Quedan ya pocos extremos que desborden y muchos menos jugadores de club. Aparentemente, la longevidad está reñida con la instantaneidad que también afecta al fútbol. Raúl, sin embargo, persevera a diario en su carrera de futbolista blanco y se reivindica en cada jornada con sus tantos desde su estreno el 29 de octubre de 1994 en La Romareda. Pichichi de la Liga de Campeones (64) y de la selección (44), se ha situado ya a solo cuatro goles de Di Stefano (212 frente a 216), el máximo artillero de la historia blanca, una estadística que seguramente servirá para que se vuelva a insistir a Del Bosque sobre su posible regreso a la selección española.
A sus 31 años y con contrato en vigor hasta 2011, Raúl ha tenido hasta 14 entrenadores y ha pasado por situaciones extremas. Nadie tiene queja, sin embargo, sobre su conducta, siempre irreprochable. Jamás ha visto una cartulina roja. Raúl personifica el espíritu ganador del Madrid. Delantero tenaz y corajudo, resuelve como el mejor de los arietes y mezcla con cualquier delantero interesado en la portería contraria. Ayer combinó muy bien con Robben para abrir el marcador (0-1) y remató con la espuela el centro de Higuaín (0-2) mientras Sergio Ramos firmaba el 0-3.
Tres goles y tres victorias consecutivas contabiliza el Madrid, que ya se ha situado segundo en el campeonato. Los progresos del equipo son apreciables especialmente en la defensa desde el cambio de entrenador. El juego del Madrid ha perdido emoción y ganado orden, cosa normal cuando se exigen sobre todo resultados a corto plazo. El problema del Madrid es que no consigue recortar su diferencia respecto al Barça, que viaja a ritmo de récord. Ayer alcanzó el de victorias consecutivas en cancha ajena -ocho en la Liga y trece en total- e igualó el de puntos ganados al final de la primera vuelta -47 totalizó el Madrid en la temporada 2007-08- cuando todavía le falta recibir al Deportivo.
Acostumbrados a jugar a favor de marcador, siempre superiores futbolísticamente al rival, el líder apeló al carácter para remontar en el campo del colista tras un choque muy exigente físicamente, intimidador y desgastador. Osasuna se sobrepuso a un gol de Eto'o y puso a los barcelonistas contra las cuerdas en el cuadrilátero del Reyno de Navarra. El plantel de Guardiola se negó a capitular y en un ejercicio de amor propio acabó por revolcar al cuadro rojillo en un tramo final presidido por un tanto precioso de Messi. La Pulga desequilibró después de que Xavi siguiera el ejemplo de Raúl y celebrara su 300 partido.
Vertiginosa fue también la tarde en el Calderón después del triunfo del Athletic. Juega mal el Atlético, cambia peor el entrenador y los aficionados se han puesto de muy mal humor después de contar tres derrotas seguidas, el camino contrario del Madrid. El Barça parece jugar otro campeonato y compite contra sí mismo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 12 de enero de 2009