Nos sorprende la noticia del temporal por la nieve que ha dejado la capital española y sus accesos colapsada. Los ciudadanos se preguntan por qué no se ha previsto con antelación y se ha procedido de la manera adecuada para no llegar a dicha situación caótica durante aquella mañana.
Pero la imprevista nevada no comenzó esa mañana a la hora de ir a trabajar, sino que el día anterior, sobre las ocho de la tarde, ya estaba nevando. Los que esa noche viajábamos por la A-3 Madrid-Valencia (con diferentes destinos: Murcia, Alicante...) estuvimos más de tres horas esperando en un restaurante del área de servicio de Honrubia porque un camión estaba atravesado en la carretera. Sin apenas información, siempre llamando nosotros y no la Guardia Civil que nos había desviado -incluso a veces nos llegaban noticias contradic-torias-, se produjo un gran desconcierto entre todos los que allí nos encontrábamos. Sin embargo, logramos continuar el viaje gracias a la unión y solidaridad entre las personas que fuimos saliendo en varios grupos, unos más valientes que otros.
Creo que a estas alturas del siglo XXI, en la era de las altas tecnologías no es normal esta falta de información del estado de la carretera, así como la falta de conexión entre organismos tanto por parte de la Guardia Civil como por la Dirección General de Tráfico, y entre las provincias afectadas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 13 de enero de 2009