Los dos anteriores fiscales generales evitaron la cuestión y se perdieron en galimatías legales y justificaciones de seguridad nacional. El hombre que el presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, ha elegido al frente del Departamento de Justicia, Eric Holder, no dejó ayer lugar para la duda y declaró que la técnica usada en los interrogatorios conocida como la bañera (sumergir la cabeza del detenido en agua y provocarle una sensación de ahogamiento) es tortura.
Holder dibujó en la mañana de ayer una clara línea divisoria con la Administración Bush, que durante ocho años ha asegurado que EE UU no torturaba pero eludía incluir el método del ahogamiento simulado dentro de la categoría de tortura. Las inequívocas palabras de Holder ante el comité del Senado que decide su confirmación en el cargo suponen un paso más en la intención de Obama de romper con el anterior Gobierno. La Administración de George Bush ha reconocido haber utilizado este método de tortura en al menos tres sospechosos de terrorismo.
En su comparecencia, Holder se comprometió también a cerrar la prisión de Guantánamo, pero advirtió que el proceso no será corto. Holder, quien cumplirá 58 años un día después de que tome posesión Obama el próximo martes, se enfrentó ayer a un duro interrogatorio por parte del Comité Judicial del Senado, que debe aprobar su nombramiento. Los republicanos pidieron explicaciones a Holder sobre su papel en 2001 en el perdón concedido al fugitivo financiero y amigo de los Clinton Marc Rich. El asunto planteaba para los miembros del comité del Senado dudas sobra la independencia de Holder, quien aseguró estar convencido de que su trabajo no es ser el abogado del presidente. "Les aseguro que seré un fiscal independiente", dijo Holder. "Seré el abogado del pueblo".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 16 de enero de 2009