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Reportaje:

Levantan las aceras, caen las ventas

Las obras de la calle de Serrano entorpecen a los peatones a la caza de rebajas

En la calle de Serrano ayer los peatones no miraban los escaparates, sino las vallas. Las esquivaban, se alejaban de las máquinas taladradoras y las aceras levantadas, huyendo del polvo. Desde la Puerta de Alcalá hasta la calle de Villanueva, desde Hermosilla hasta Marqués de Villamejor y más arriba, hacia María de Molina, se suceden las aceras invadidas. El próximo lunes comenzará otra tanda de invasiones en nuevas manzanas de Serrano. Mientras, al otro lado de las cristaleras, los comerciantes observaban pasar de largo a los peatones. "No se nos ve, notamos muchísima menos afluencia de clientes", coincidían en las tiendas de grandes firmas del centro. "Ya no se puede aparcar", añadían.

"Estamos rodeados de máquinas y de vallas que nos tapan y los clientes no ven la tienda y no entran. Menos las clientes fijas, que se acercan como pueden", explicaba ayer Nuria Torrente, encargada en Tintoretto. "Tenemos que tener la puerta abierta por normas de la empresa, y la entrada se llena de polvo, hay que tener mucho cuidado con el género", añadía una dependienta. "La calle está muy incómoda, no hay ni una papelera, ni un banco, no se puede pasear", se quejaba una clienta de la misma tienda. La situación se repite, comercio a comercio, en todas las aceras afectadas.

Eso sí, todos los comerciantes recuerdan haber recibido una carta del Ayuntamiento informándoles. "En diciembre, poco antes de que empezaran las obras Llevamos así todas las rebajas", aseguraban.

"Aquí se compra mucho aparcando en segunda fila", explicaba Débora Rodríguez, de Pedro del Hierro. "El marido que espera 10 minutos mientras la mujer entra y compra algo", añade. "Ahora eso es imposible, y se pierde clientela".

En Tommy Hilfiger, más allá del aparcamiento, es el ruido el que molesta. "Tenemos que cerrar las puertas, interfiere con la música, los clientes están menos a gusto y eso repercute en las ventas", asegura Gaetano Di Franco, uno de los encargados de la tienda.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 20 de enero de 2009