No es familia de sangre, pero en la cultura africana, Sarah Hussein Onyango es la abuela del nuevo presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a cuya investidura acudió procedente de Kogelo, una aldea próxima al lago Victoria, en la Kenia atrasada, analfabeta y polígama. Mamá Sarah fue acomodada cerca de su nieto, entre los notables de la tribuna que ayer hizo historia.
Días antes de su llegada a Washington con cinco parientes y un apretado programa de agasajos, la mujer que crió al padre del primer presidente negro de Estados Unidos dijo: "Cuando Barack me vea se acordará de dónde viene su sangre. Se va a sentir muy contento, porque mi presencia va a significar mucho para él".
La anciana de la etnia luo no habla inglés y debe comunicarse con su nieto a través de un intérprete. A Obama le regaló varios presentes llenos de simbolismo: el taburete con tres patas, el espantamoscas de los ancianos de la tribu y un escudo de guerrero. Pero aceptó no embarcar en el avión la lanza del liderazgo luo. "Mi primer consejo es que Barack trabaje duro, que se esfuerce y que luche por la paz mundial". Sarah fue la tercera esposa de Hussein Onyango Obama, abuelo del nuevo inquilino de la Casa Blanca. La abuela biológica abandonó a su esposo para emparejarse con otro hombre.
Sarah, que viajó por primera vez a EE UU en 2005, cuando su nieto juró como senador, le transmitió aspectos que desconocía sobre sus ancestros. Lo hizo durante el viaje iniciático de Barack a Kenia del año 1988. En Washington la abuela participará en una celebración panafricana, casi como embajadora. La agenda social de los parientes africanos es intensa. A partir de ahora difícilmente podrá cumplirse la predicción de Auma, la hermana más próxima de Obama: "Seguiremos siendo una familia normal".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 21 de enero de 2009