El presidente de EE UU, Barack Obama -sí, Barack Obama-, puso ayer su gigantesca dimensión política y moral al servicio de la superación de la crisis que el mundo padece. Prometió que "la esperanza se impondrá al miedo" y que "la voluntad común se impondrá al conflicto y al desacuerdo". Pero advirtió que no será fácil, que será preciso mucho trabajo de todos, grandes cambios y la recuperación de viejos valores sepultados por la filosofía de la opulencia y el todo vale. Entramos, dijo, en "una nueva era de responsabilidad" en la que cada ciudadano debe aportar su esfuerzo al bien del país y de la humanidad.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 21 de enero de 2009