La nueva Casa Blanca
El presidente Barack Obama pasó ayer las páginas más oscuras de la anterior Administración y ordenó, además del cierre de Guantánamo, acabar con la tortura, las detenciones ilegales, las cárceles secretas de la CIA, los traslados de presos a regímenes dictatoriales y toda otra forma de trato vejatorio a los detenidos en contra de los elementales principios humanitarios.
El presidente de EE UU, Barack Obama, aseguró ayer estar comprometido con la búsqueda de una paz duradera entre Israel y Palestina y anunció el nombramiento del ex senador George Mitchell como enviado especial para Oriente Próximo. Obama resaltó como objetivo inmediato mantener el actual alto el fuego en la guerra de Gaza.
Un grupo de senadores republicanos está bloqueando la confirmación del nominado a fiscal general de Estados Unidos, Eric Holder, por temor a que emprenda una purga de miembros de las agencias federales que han aplicado durante los mandatos de George Bush técnicas de interrogatorio que el nuevo presidente, Barack Obama, considera torturas.
El martes, al jurar su cargo, Barack Obama dudó un momento, porque el presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, que tomaba el juramento, invirtió el orden de dos palabras del texto constitucional desorientando a Obama e induciéndole a error.
Se mezcla la revancha, una división política abismal entre los palestinos, el odio, los intereses personales, y los instintos más primarios. Durante los 23 días de ataque sin respiro que Israel desató contra Gaza, Hamás y Al Fatah ajustaron cuentas en medio del caos.
Una vez más Fidel Castro ha resucitado. Y su regreso, tras las últimas especulaciones sobre el deterioro de su estado de salud -y hasta de su muerte, según el exilio en Miami-, ha sido contundente: recibió a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, antes de concluir la primera visita que un mandatario argentino realiza a la isla en 23 años.
La gran duda en Bolivia, a 48 horas del referéndum constitucional, no es si triunfará el sí, lo que se da por seguro, sino cuál será el resultado en los departamentos rebeldes en los que los prefectos (gobernadores) defienden el no.
S. GALLEGO-DÍAZ | Santa Cruz