José Guindulain Oliveras, uno de los subasteros más conocidos de Barcelona fue encontrado muerto ayer en su domicilio de Sarrià. Una portavoz de los Mossos d'Esquadra explicó que, a falta de la autopsia, todos los indicios apuntan a que se trata de un suicidio.
Guindulain era administrador de Inmobiliaria y Gestión Barcinova Augusta SA, así como prestamista de capital privado y actuaba como intermediario en diversas subastas. La más sonada ocurrió en enero de 2000, cuando se quedó con el parque del Tibidabo por 791 millones de pesetas (4,75 millones de euros) a instancias de la empresa Chupa Chups. Sin embargo, 24 horas después, el Ayuntamiento de Barcelona ejerció el derecho de retracto y se hizo con las instalaciones.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 27 de enero de 2009