La base italiana de Sigonella, en Sicilia, albergará el centro de mando y control del futuro Sistema de Vigilancia Aérea del Terreno (AGS), por el que pugnaba Zaragoza. La decisión, confirmada el domingo en Bruselas, estaba cantada al menos desde que, a mediados de diciembre, España decidió retirarse del AGS.
Fuentes de Defensa explicaron ayer que este proyecto, que se puso en marcha en 1993, había ido perdiendo interés, hasta el punto de que, antes que España, se descolgaron otros siete países; incluidos Francia, Reino Unido, Bélgica y Holanda.
El presupuesto del AGS, cifrado inicialmente en más de 4.000 millones de euros, se redujo a 1.560, según las mismas fuentes. Y lo que es más importante: se prescindió de los aviones espía tripulados, dotados con radares, que debían utilizar como plataforma el Airbus 321, del consorcio europeo EADS; mientras que se mantuvieron los no tripulados, del modelo Global Hawk, de la estadounidense Northrop Grumman. "Se trataba de comprar aviones y radares en EE UU sin beneficio para la industria española", agregaron.
Tras la reducción del programa, Defensa consideró que las ventajas que supondría para Zaragoza en el caso de que ganara no compensaban las desventajas -los aviones no tripulados requieren notables restricciones al espacio aéreo, hasta el punto de que aún no está regulado su uso en España- y que los 90 millones de euros que debía pagar (el 5,78% del total) estarían mejor invertidos en un programa europeo. Entre otros, España participa en el Advanced UAV (junto a Francia y Alemania), que debe desarrollar EADS.
Por su parte, el PP acusó al Gobierno de dejar escapar una oportunidad para Zaragoza y anunció que pedirá explicaciones a la ministra Carme Chacón.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 27 de enero de 2009