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Pacientes en el limbo

"Por cada persona en una residencia asistida hay dos en domicilio, y con igual complejidad". Isidoro Ruipérez, jefe de Geriatría del hospital de la Cruz Roja, sabe bien que el cuidado de los mayores enfermos recae casi siempre en sus familias. Sabe también que esas familias, a veces, no se ven capaces de encargarse de ellos. Prefiere no hablar de la situación concreta de Dolores, por desconocerla, pero afirma que en su servicio "estos casos aparecen todos los días".

Hay pacientes que quedan en una especie de limbo. Los hospitales de media estancia son para convalecencia o rehabilitación. Los de larga estancia, para enfermos muy complejos, que necesitan atención permanente. "Tienen posibilidad de alta, pero muy remota", explica. Y para los que no requieren cuidados tan complejos están las residencias asistidas. Gratuitas sólo para las rentas muy bajas. Con lista de espera. Ruipérez habla de "decepción" cuando se le pregunta por la Ley de Dependencia.

Otro geriatra, que prefiere no aparecer con su nombre, critica que al sistema le faltan hospitales de apoyo coordinados con los de agudos. Y cerca, no como los de Fuenfría o Guadarrama. "Un hospital de media y larga estancia no es para que el paciente esté allí hasta que fallezca, sino para darle cuidados necesarios que no pueden darse en otro sitio. No tiene sentido que el hospital se convierta en un centro residencial para personas que no obtengan plaza", señala una portavoz de Sanidad. Sin embargo, sobre el caso de Dolores, ayer añadió que "no está cerrada la posibilidad de que ingrese en un centro de media o larga estancia".

Ruipérez destaca la importancia de contar con una unidad de geriatría, con "actitud multidisciplinar". Con hospital de día, apoyo domiciliario... "Gracias a eso sabemos cómo manejar estas situaciones", asegura. El nuevo Puerta de Hierro todavía no tiene unidad de Geriatría.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 28 de enero de 2009