Las ganas, las ansias de demostrar que se puede alcanzar un objetivo, pueden resultar un arma de doble filo si no se canalizan debidamente. Le ocurrió ayer al Betis, que salió al terreno de juego como un toro embravecido, dispuesto a solventar la eliminatoria en cinco minutos. Obviando, como si con él no fuera la cosa, que un encuentro dura una hora y media. Una premisa que el Mallorca tenía muy clara, y que le sirvió para avanzar a semifinales, en un encuentro en el que los goles brillaron por su ausencia.
Con el viento a favor del resultado de la ida, el conjunto de Gregorio Manzano cedió toda la iniciativa. Desde la banda, el técnico bermellón pedía a sus jugadores que cerraran filas. El cuadro de Paco Chaparro se desesperó. Trejo se encargó de anular a Mehmet Aurelio, y Emaná retrasó la posición para tratar de crear alguna jugada que no fuera un simple pase largo. Ni por esas.
BETIS 0 - MALLORCA 0
Betis: Ricardo; Nélson, Juanito, Rivas, Monzón; Mehmet Aurelio, Arzu (Xisco, m. 66); Damià (juande, m. 74), Emaná, Mark González (Juanma, m. 46); y Sergio García. No utilizados: Casto; y Fernando Vega.
Mallorca: Aouate; Josemi, Navarro, Nunes, Corrales; Martí (Mario Suárez, m. 79), Cléber Santana; Varela, Trejo, Castro (Arango, m. 64); y Webó (jurado, m. 67). No utilizados: Nadal; y Scaloni.
Árbitro: Pérez Lasa. Amonestó a Navarro, Castro, Nélson, Cléber Santana, Corrales y Juande.
Unos 25.000 espectadores en el Ruiz de Lopera.
Mientras, el Mallorca se dedicaba a esperar su momento, lanzar los contrataques, y que Webó les diera el billete a semifinales de la Copa. El delantero camerunés y las carreras de Varela por la orilla derecha iban aumentando las intervenciones de Ricardo, que tuvo que estirarse para despejar un zurdazo del ex bético.
Pasaban los minutos y los nervios de los locales crecieron exponencialmente, lo que se tradujo en continuas pérdidas de balón. Mark González acusó ese exceso de revoluciones en el equipo verdiblanco. En su reaparación tras varios meses lesionado, el chileno contribuyó poco y sólo dejó como recuerdo un codazo a Josemi que no vio Pérez Lasa.
El Betis se olvidó de dejar los nervios en el vestuario. Tras la reanudación, siguió con la misma tónica. Una sobredosis de adrenalina que ningún jugador parecía poder dosificar. Sin un rumbo marcado, el conjunto verdiblanco aplicó un consigna: marcar como fuera. A punto estuvo de conseguirlo Sergio García, pero su disparo voló demasiado alto. El Mallorca, sin embargo, supo resisitir esas embestidas desesperadas. No perdió la compostura en ningún momento. Incluso Cléber Santana dispuso de una clara ocasión para finiquitar el encuentro que acabó entre las piernas de Ricardo. El marcador permaneció inmóvil. La calma del Mallorca derrotó a un Betis cargado de ansiedad, que se despide de la Copa. Una competición a la que Chaparro se había agarrado como a un clavo ardiendo que ha acabado por quemarle.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 29 de enero de 2009