Terminado el partido de la Serie B italiana contra el Chievo, el 1 de diciembre de 2007, a Mannini y Possanzini, del Brescia, les comunicaron que tenían que pasar un control antidopaje. Pero, cuando se dirigían a efectuarlo, el presidente y el entrenador de su equipo les dijeron que primero deberían ir al vestuario porque había reunión urgente (era la tercera derrota seguida del Brescia). Obedecieron. Craso error. El encargado de vigilarles no pudo entrar en él. Le cerraron la puerta. Así que no supo qué hacían ambos durante esa reunión. Más de 25 minutos después de lo obligado, pasaron el control. Entregaron sus muestras de sangre y orina y, analizadas, dieron negativo.
El juez antidopaje italiano les suspendió durante 15 días por su retraso. La Agencia Mundial Antidopaje (AMA) recurrió la sanción, por considerarla ridícula, ante el TAS y el jueves, casi 14 meses después, y cuando Mannini triunfa en el Nápoles, en Primera, el tribunal arbitral la aumentó a un año menos 15 días, es decir hasta enero de 2010.
El sindicato de jugadores, escandalizado, en protesta por lo que considera un ultraje y en solidaridad con sus dos compañeros, ha decidido que los partidos de la Serie A y la B de este fin de semana comiencen con 15 minutos de retraso. Los dos clubes apoyan a sus jugadores y la federación intentará recurrir la sanción.
El TAS, que admite que ambos estaban muy presionados y por eso reduce a un año los dos de suspensión previstos por la ley, argumenta que, si no, sería muy fácil para los tramposos desaparecer de la vista de los controladores amparándose en su entrenador o cualquier otra persona.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 31 de enero de 2009