La Orquesta de Filadelfia, una las formaciones norteamericanas de prestigio, visitó el Palau de la Música Catalana convocada por el ciclo de conciertos Palau 100.
Dirigida por Christoph Eschenbach, un director que conoce bien al conjunto pues fue su titular entre los años 2003 y 2008, la Orquesta de Filadelfia ofreció en Barcelona un programa presidido por la Sinfonía número 9 en do mayor D.944, 'La grande' de Robert Schubert, y completado, en la primera parte, por la obertura Egmont opus 84, de Beethoven, y por la obra Osiris, del compositor alemán nacido en 1971 Matthias Pintscher.
Ya en la obertura de Beethoven el conjunto estadounidense acreditó un buen sonido, "a la americana", brillante, extravertido y con un punto de tensión positiva que dio lugar a una obertura Egmont algo agresiva y con aristas, pero con una vitalidad que casa con el aguerrido héroe puesto en drama por Goethe y en música por Beethoven.
ORQUESTA DE FILADELFIA
Christoph Eschenbach, director. Obras de Beethoven, Matthias Pintscher y Schubert. Temporada de conciertos Palau 100. Palau de la Música Catalana. Barcelona, 3 de febrero.
Siguió la pieza de Pintscher, una obra de discurso confuso que se agota en el despliegue de un colorido tímbrico virtuosístico, especialmente en la percusión, y evoca en música, por la vía de la fragmentación del material y su posterior reensamblamiento, los trabajos de Isis para recomponer y volver a la vida el cuerpo de Osiris.
En La grande de Schubert, la orquesta, guiada por un director que iba a lo esencial, que aseguraba las paredes maestras de la obra pero no abundaba en matices expresivos, volvió a exhibir la calidad de su sonido y su tocar inquisitivo, agitado, nervioso, nunca apoltronado, con algún ataque excesivamente duro. El resultado fue un Schubert fundamentalmente energético, una opción discutible en otras obras del autor, pero posible y hasta plausible en una obra como La grande.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 6 de febrero de 2009