Hace unos meses, antes de la supresión de la antigua tarifa nocturna, oí al señor Zapatero decir que la nueva tarifa de discriminación horaria, que entraría en vigor, "no debía ni podía" suponer un gasto extra para los usuarios que cambiaran de aquélla a ésta. También se oyó algo de "subidas razonadas y razonables" del precio de la luz.
Sólo diré una cosa: en la factura bimensual de diciembre-enero del año pasado pagué 250 euros, en esta última 420 euros. Con los tiempos que corren.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 11 de febrero de 2009