Visto desde la distancia, puede que haya pocas cosas con más capacidad para la provocación de la nostalgia autocompasiva que el recuerdo del (des)amor adolescente. Sin embargo, vivirlo en vivo y en directo no tiene nada de gracioso. Es (fue y será) una tragedia, como nos recuerdan los minutos iniciales de Nick y Norah... una noche de música y amor, sencilla, fresca, irregular y desenfadada película de amor juvenil, aderezada por un espíritu musical de lo más beatlemaniaco. Mezcla de ¡Jo, qué noche!, de Martin Scorsese, y de Antes de amanecer, de Richard Linklater, con unas gotas añadidas de la obsesión recopilatoria de Alta fidelidad, de Stephen Frears, Nick y Norah... es algo así como una acelerada canción de power pop, de estribillo pegadizo y apenas dos minutos y medio de duración, ejercitada por un grupo de chavales de sonrisa sincera y ánimo intrascendente. Mientras, el zangolotino Michael Cera y la tan voluptuosa como desigual Kat Dennings, que ya habían sobresalido como arquetipos de la esquinada normalidad de instituto en Juno y Una conejita en el campus, respectivamente, otorgan luz verdadera a una de esas parejas con el valor de la sinceridad a pie de calle. Como se encarga de subrayar uno de los diálogos de la película, puede que el amor y la amistad se resuman en un estribillo pop ligero y aparentemente insignificante: "I wanna hold your hand!" (léase cantando). Los Beatles, unos sabios.
NICK Y NORAH: UNA NOCHE DE MÚSICA Y AMOR
Dirección: Peter Sollett.
Intérpretes: Michael Cera, Kat Dennings, Ari Graynor, Aaron Yoo.
Género: comedia. EE UU, 2008.
Duración: 90 minutos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 13 de febrero de 2009