En los últimos tiempos asistimos perplejos al comportamiento de algunos alcaldes en Cataluña y el País Vasco, que no sólo no cumplen la Ley de Banderas y no izan la bandera española, sino que además retan de forma chulesca al Estado a que nadie se atreve a hacerles cumplir la ley. El último caso esperpéntico es el del alcalde de CiU de la localidad barcelonesa de San Pol de Mar, que reta a que lo lleven a los juzgados por incumplir la Ley de Banderas. Este tipo de actitudes chulescas y prepotentes, propias de una taberna, no caben en un Estado serio de derecho. El alcalde de San Pol de Mar debe cumplir la ley como lo hacemos el resto de ciudadanos, y si no lo hace debe atenerse a las consecuencias. Me gustaría pensar que la Fiscalía General del Estado, cuya misión es la defensa de la legalidad, haya tomado buena nota del incumplimiento de la Ley de Banderas por parte del Ayuntamiento de San Pol de Mar y actúe próximamente en consecuencia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 15 de febrero de 2009