Una mezcla de problemas de protocolo, celos institucionales e inflexibilidad dio al traste la semana pasada con una exposición de arte de los reclusos de la prisión de Alhaurín en el vestíbulo de la Ciudad de la Justicia de Málaga. La muestra, preparada por el director del centro penitenciario malagueño, Antonio Guerrero en colaboración con el presidente de la Audiencia Provincial, Francisco Javier Arroyo Fiestas, se iba a inaugurar el 13 de febrero a las 12.00 con la presencia de la secretaria general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo.
Guerrero envió invitaciones a todas las autoridades civiles y distintas asociaciones para que se sumaran al acto. Sin embargo, cuando llegó a la Consejería de Justicia de la Junta de Andalucía se armó la polémica. Según varias fuentes judiciales, la Junta, propietaria del edificio de la Ciudad de la Justicia, "se sintió ofendida por que se la invitara a su propia casa". La exposición tuvo que suspenderse el día anterior a la inauguración. La delegada de Justicia en Málaga, Blanca Sillero, que reconoce haber recibido la invitación, aseguró ayer que ella "ni autorizó ni desautorizó nada". Arroyo explica que la muestra se pospuso "por un problema de agenda" de la consejera de Justicia, Evangelina Naranjo, y que aunque se trató de buscar un acomodo con la Junta, incluso cediendo protagonismo al gobierno autónomo, al final no fue posible llegar a un acuerdo. Los jueces malagueños se han quejado del peso de la imagen corporativa de la Junta en la Ciudad de la Justicia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 19 de febrero de 2009