Michael Greenberg, con su hija Sally
"En 1996 mi hija se volvió loca"
Entrar en casa de Michael Greenberg es entrar en Nueva York. El espíritu mismo de la ciudad se respira en este apartamento del Upper West Side, un ambiente indefinible de caluroso desorden, de suelo de roble que ha sido pisado por muchas almas, una sensación de pasado y de presente vivísimo.