Dice Juande que cualquiera de sus delanteros puede hacer el trabajo de Huntelaar. "Tenemos a Higuaín, Raúl y Saviola, no tenemos por qué preocuparnos", dijo el martes cuando le preguntaron si la ausencia del delantero holandés -no pudo ser inscrito en la Champions porque sólo había espacio para uno entre él y Lass- haría el juego del Madrid más previsible. Pues resulta que ni Higuaín ni Raúl pueden hacer el trabajo de Huntelaar. Ninguno de los dos es un 9 puro, ninguno de los dos se mueve en el área arrastrando a los centrales y dejando más libertad a los extremos. Uno de ellos, Robben, lo vivió en primera persona anoche.
El holandés volvía al once titular tres partidos después. Estuvo ausente contra el Sporting y contra el Betis -entró en la segunda parte-. En esos 180 minutos el Madrid marcó 10 goles y jugó los dos mejores partidos de la temporada demostrando que eso de la robben-dependencia era un medio invento. Ayer el jugador fue víctima de la falta de espacio y de un marcaje tres por uno que impulsó Rafa Benítez quien le puso encima a Fabio Aurelio. Y cuando no llegaba éste, eran Mascherano y Riera los que acudían al rescate.
Entre los tres le impidieron encarar, desbordar y aportar profundidad. Lo consiguió pocas veces y en todas se tuvo que ir por dentro. En el minuto cuatro sirvió en bandeja un pase de gol a Raúl, al final de la primera parte disparó desde la frontal dos veces en dos minutos y, ya en el segundo tiempo -Juande le cambió a la banda izquierda-, casi consigue sorprender a Reina con un potente disparo, siempre desde la frontal. Quizás se oliera algo el extremo holandés -que con el Chelsea ya fue eliminado por el Liverpool-, cuando la víspera intentó tomar distancias del pronóstico del presidente Boluda: 3-0 en el Bernabéu. "Desde el palco es fácil hablar. Otra cosa es el campo". Pues sí, el campo es otra cosa. El holandés mejoró, pero hasta que no le tomó la medida a sus hombres-marcaje, fue Sergio Ramos el que hizo de Robben. El lateral, quien desde que ha llegado Juande ha dejado de comerse los famosos marrones que tanto enfadaban a Schuster, estuvo más cerca del banderín del área del Liverpool que de la suya. Incansable, fue quien encaró y desbordó supliendo las ausencias del holandés. Y fue Fabio Aurelio, que siguió a Robben como un perrito todo el encuentro, quien metió el pase de gol del Liverpool. Benayoun sólo tuvo que cabecear.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 26 de febrero de 2009