La Comisión Electoral Independiente de Afganistán rechazó ayer el adelanto electoral que pretendía el presidente Hamid Karzai y mantiene la fecha inicial del 20 de agosto. La decisión, por falta de tiempo y seguridad para poner en marcha la logística, da un respiro tanto a los candidatos de la oposición como a las fuerzas occidentales desplegadas en el país. Pero plantea un enorme desafío a Karzai, cuyo mandato concluye el 21 de mayo.
"Problemas técnicos, de presupuesto, de seguridad y climatológicos nos impiden celebrar las elecciones de acuerdo con el decreto presidencial", dijo Azizullah Ludin, jefe de la Comisión Electoral.
Tanto la ONU como la OTAN recibieron con alivio el anuncio. La primera asiste al Gobierno afgano en la organización de las votaciones, para lo que necesita más tiempo; la segunda espera la llegada de los 17.000 soldados prometidos por EE UU para reforzar su despliegue ante el avance de la insurgencia talibán.
Temporada de nieves
Aunque la Constitución establece que los comicios presidenciales deben celebrarse al menos un mes antes de que concluya el mandato del jefe del Estado, todas las fuerzas políticas acordaron con Karzai el año pasado que resultaba poco práctico organizar el escrutinio en primavera, porque eso obligaba a llevar a cabo los preparativos durante la temporada de nieves que deja aisladas numerosas regiones del país.
Ahora, con todas las cartas boca arriba, presidente y oposición tendrán que pactar quién va a dirigir el país a partir del 22 de mayo. Entretanto, la disputa política sólo beneficia a los talibanes en detrimento de la frágil democracia afgana.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 5 de marzo de 2009