Un fallo en el altímetro provocó el pasado martes el accidente del avión de las líneas aéreas turcas que se estrelló en Ámsterdam causando la muerte de nueve personas. El instrumento señaló una altitud errónea cuando el comandante se disponía a efectuar la maniobra de aterrizaje con el piloto automático. En lugar de marcar la distancia real que separaba el aparato del suelo, unos 700 metros, mostró que se encontraba casi a ras de suelo.
La entrada de combustible en los motores se cortó y el avión perdió velocidad. Cuando el capitán se dio cuenta de que aún estaban a 150 metros de tierra, trató de recuperar potencia para aterrizar. No lo logró: el Boeing 737-800, con 134 personas a bordo, se estrelló y se rompió en tres partes.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 5 de marzo de 2009