Utilización evidente de la tecnología, formas futuristas, colores vivos y, a ser posible, claridad en la diferenciación entre las zonas de servicio y las zonas útiles de los edificios. Son algunas de las líneas que definen el trabajo del estudio de Richard Rogers (Florencia, 1933), uno de los arquitectos más influyentes del momento, tanto por su defensa de la arquitectura sostenible como, especialmente, por haber sido asesor en temas urbanísticos de los alcaldes de Londres y Barcelona. Ahora exhibe en Caixafòrum una muestra de sus trabajos, entre los que figura el proyecto de reconvertir en un centro comercial y lúdico la plaza de toros de las Arenas, en la plaza de Espanya, que realiza en colaboración con el estudio de Alonso y Balaguer, y que se prevé que pueda estar acabada a finales de año. Ayer Rogers se mostró sorprendido por las múltiples preguntas sobre por qué esta reforma incluye un edificio de oficinas que oculta, para gran pesar de los ciudadanos, la vista de la hermosa mariposa que corona un edificio de la calle de Llançà. "Las cosas cambian", comentó sin saber muy bien qué decir.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 6 de marzo de 2009