El subdirector de Seguridad de la Consejería de Interior de Madrid, Miguel Castaño, "nunca" ha hablado con Marcos Peña, asesor de seguridad del consejero Francisco Granados, según contó ayer: "Sólo sé que Peña tiene un despacho [en la Dirección de Seguridad], entra y sale". Castaño dijo que él despacha con el director general. Y Peña señaló que él reporta "al viceconsejero". PSOE e IU salieron de la comisión convencidos de algo: hay "estructuras paralelas de seguridad" en el Gobierno regional que no se coordinan entre sí.
Peña respondió a muy pocas preguntas pero quiso dejar algo claro: él no pudo participar en el supuesto espionaje a políticos de marzo a mayo de 2008 porque llegó a la Comunidad en junio. "Nunca he participado en seguimientos. Me considero una víctima", declaró al borde del llanto. También negó haber hecho "ningún dossier", aunque admitió que informa a Granados, "dentro de la legalidad", de asuntos relativos a la seguridad valiéndose de los "contactos" que hizo cuando era policía.
Miguel Castaño consideró absurdo que él sea el "Miguel" que los supuestos espías mencionan en un parte de seguimiento -"Miguel sólo me llaman en mi casa", dijo- y refutó que el ex director general de Seguridad Sergio Gamón se llevase un ordenador del despacho de un alto cargo en junio de 2008: "Yo fui con él, íbamos a poner un dispositivo de seguridad. No vi que nadie se llevara un ordenador". El diputado Juan Soler (PP) negó que Gamón fuese destituido por ese episodio. "No fue cesado: sólo cambió de destino", dijo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 7 de marzo de 2009