¿No está casi todo el mundo de acuerdo en que Obama es la esperanza negra de nuestro mundo? Se acabó la esperanza blanca, pues sigamos sus pretensiones, que son bastante simples y fáciles de razonar, aunque difíciles de llevar a cabo.
Así, en nuestro país deberíamos votar sólo a aquellos partidos políticos que defiendan la sanidad pública, la enseñanza pública y las energías renovables y limpias; el resto de partidos, a la basura; subir los impuestos a los ricos que ganaron tanto dinero en los tiempos de bonanza y que no quieren soltarlo en tiempos de recesión; dejar a las clases medias como están y cubrir todos los frentes sociales, subidas a los trabajadores en activo del 2% en sus convenios; subidas del IPC anuales a los pensionistas; no autorizar ningún ERE injustificado que son casi su totalidad; ayudar a las empresas medias y pequeñas para que no despidan a sus trabajadores ofertándoles créditos y desgravaciones fiscales; ajustar los sueldos de todos los alcaldes según el número de habitantes en sus ciudades o pueblos; controlar los beneficios de las grandes empresas, especialmente bancos y cajas de ahorro para que aporten obligatoriamente facilidades de crédito y parte de sus ganancias tan rimbombantes fueran a parar al Estado para su distribución en los presupuestos; eliminar el proteccionismo a la Iglesia católica para que se autofinancie, evitando el agravio con otras religiones... Y poca cosa más.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 9 de marzo de 2009