El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, estaba empeñado en dar más dimensión al encuentro del G-8 (siete países ricos y Rusia), que le tocaba organizar como presidente de turno. Primero pensó en grandes países emergentes, como China, India o Brasil. Pero ayer dio un golpe de efecto al anunciar que la tercera jornada de la cumbre, que se desarrollará en julio en la isla de Cerdeña, se convertirá en una nueva cita del G-20, el foro que encabeza el esfuerzo internacional contra la crisis.
"Tendremos una cumbre del G-20 en el tercer día de conversaciones", aseguró Berlusconi en conferencia de prensa. Los líderes de este grupo, se reunieron por primera vez en noviembre en Washington y tienen otra cita, en menos de un mes, en Londres, a la que también acude España.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 10 de marzo de 2009