Leo estupefacto el lío que se ha montado por la concesión de la medalla de Bellas Artes a un matador de toros famoso, y la consiguiente devolución por parte de dos matadores de toros soberbios de las medallas que se les habían concedido con anterioridad, por "vergüenza torera", dicen, y me pregunto cuántos soberbios artistas de este país, reconocidos con el mismo galardón, podrían hacer lo mismo porque el Ministerio de Cultura eleve al rango de arte lo que, logomaquias "intelecto-taurinas" aparte, no deja de ser una arcaica e indigna carnicería hecha espectáculo. Siquiera por vergüenza artística.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 10 de marzo de 2009