"Este partido ha sacado lo mejor de mí", dijo con una sonrisa apenas visible en la comisura de los labios, los cachetes rubicundos y la mirada de ardilla. Klass-Jan Huntelaar se marchó de San Mamés el sábado con aire tranquilo. Acababa de marcar dos tantos. El primero volcó el resultado a favor del Madrid. El segundo le convirtió en el delantero más certero de la Liga. En su décimo partido, con un 33% de acierto a gol en los 18 disparos que ha hecho desde que llegó a España, este aldeano de Gelderlaand, de 25 años, explicó por qué en Ámsterdam le llaman Hunter, cazador.
"Yo quiero a Villa", dijo Bernd Schuster, el anterior entrenador madridista, cuando los estrategas de la dirección técnica del club le mostraron la lista de delanteros disponibles en el mercado del verano pasado. "Necesitamos un punta rápido y hábil", insistió Schuster; "alguien capaz de dar velocidad al juego y de bajar al medio campo". Hace nueve meses, Huntelaar era el último de la lista. En noviembre saltó al primer puesto. La lesión de Van Nistelrooy hizo que Pedja Mijatovic, el director deportivo, cayera en la cuenta de que no iba sobrado de plantilla. Ante la imposibilidad de contratar a Villa y Benzema en Navidades, optó por el holandés. Era el último recurso. El tercer plato. Por si fuera poco, llegó con una lesión y un aire de cadete que inspiró las sospechas de los testigos más escépticos de Valdebebas. No parecía el delantero centro curtido que necesitaba el equipo para pelear bajo las presiones que zarandeaban al club. Ni se le veía mentalmente fuerte ni, como observó Schuster, era suficientemente hábil para asociarse fuera del área, ni tampoco rápido. Juande Ramos, que reemplazó al alemán por aquellos días, opinó lo mismo: "Huntelaar no es el delantero centro que yo habría fichado".
"Los centrales me vienen a buscar, pero me siento cómodo en el cuerpo a cuerpo"
Frente a la corriente de pesimismo reinante, el responsable del Madrid en rastrear el mercado, Miguel Ángel Portugal, se encogía de hombros: "Huntelaar es el clásico nueve y este tipo de jugadores nunca está de más en ninguna plantilla. Con el Ajax marcó 71 goles en 85 partidos".
Contra el Athletic, el punta desmontó una por una todas las conjeturas que le descalificaban. Para empezar, en el primer minuto atizó un codazo a Amorebieta -Muñiz Fernández, el árbitro, hizo la vista gorda- que puso en pie de guerra al público y le convirtió en el objetivo principal de los centrales vizcaínos. De Amorebieta y, sobre todo, de Ocio.
"Me vinieron a buscar", recordó; "pero yo, en el cuerpo a cuerpo, me encuentro muy cómodo. Si hay que jugar de espaldas a la portería y si hay que chocar, sé hacerlo. Es parte de mi oficio". Los centrales del Athletic fueron víctimas de la misma tentación primaria que arrastró a los centrales del Betis y el Sporting a la perdición. Cuando vieron al nueve, se les desató el instinto territorial y fueron a por él descuidando las ayudas a los flancos. "Sé que tengo que intentar atraer a los centrales para que mi segunda línea aproveche los espacios", comentó Huntelaar; "para que Marcelo, Robben y Raúl encuentren huecos a la espalda de los medios. Creo que ha salido bien porque nuestro primer gol al Athletic llegó tras un uno contra uno de Robben con su lateral".
Huntelaar, que parece torpe fuera del área, se ilumina a medida que se acerca al portero. Si su primer gol fue un punterazo medido a la cepa del primer palo, su segundo tanto, el sexto con el Madrid, fue la obra de un definidor nato. Él lo contó así: "En un mano a mano con el portero tienes dos opciones. Si te espera atrás o si se tira a un lado, le rematas raso. Si te achica y te aguanta, se la picas. Yo [a Iraizoz] se la piqué".
Por otra parte, César Muñiz Fernández, árbitro del Athletic-Madrid, expulsó a Yeste "por empujar violentamente con ambas manos" a Casillas; a Vélez, que estaba en el banquillo, por decirle "¡vaya malo que eres, cabrón de mierda!", y a Martín Toscano, segundo del Athletic, por hacer "gestos despectivos" sobre sus decisiones, según el acta.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 16 de marzo de 2009