En esta legislatura parece que ya no, ya que las reglas del juego aceptadas por todos los que han participado han sido las que ya sabemos, aunque a raíz del resultado algunos de los consentidores se hagan los ofendidos. Pero que en el 2013 el lehendakari vuelva a ser abertzale está en manos de ETA, y si es verdad que tanto quiere a su pueblo, con su desaparición militar sería suficiente, para que sus apoyos sumen lo suficiente para el retorno a la lehendakaritxa de un patriota vasco.
Los números reflejan lo obvio, y si su enfermiza paranoia les dejara pensar entre atentado y atentado, se darían cuenta de que el derramamiento de sangre y las amenazas que provocan, que son su forma de vida, son inútiles y muy nocivos para todo lo vasco; y que Euskadi no es fundamentalista, sino todo lo contrario, ya que muy a su pesar, en un porcentaje seis veces mayor a su "nula" representación, se define nacionalista e independentista no violento. La polémica ilegalización, paradójicamente, puede lograr a medio plazo que se desmilitarice ETA, que tengamos "siempre" un lehendakari abertzale y que se deje de matar y perseguir a los que no lo son.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 16 de marzo de 2009