Quienes hemos ejercido de visiting professor en Estados Unidos sabemos que resulta del todo imposible sufragar los gastos de residencia temporal con sólo los ingresos de origen (España o cualquier otro país europeo) sujetos ya a toda clase de obligaciones económicas fijas. En las universidades estadounidenses no existe un baremo oficial de salarios. Todo se negocia en función de los méritos que figuran en el propio file o dossier y de las ofertas supuestas o reales de otras instituciones académicas.
El juez Garzón tuvo que negociar y obtuvo el salario y las condiciones correspondientes a su nombradía así como también, probablemente, la exención de matrícula para su hija, derecho que conllevaba su condición de profesor.
De no haber sido así, a Garzón no le quedaba más remedio que plantar su tienda de campaña en el cámping más cercano a la universidad y proclamarse a los cuatro vientos juez y visiting professor insolvente por obra y gracia del sueldo percibido de la Audiencia Nacional.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 18 de marzo de 2009