Por menos de la que está cayendo, el Gobierno de Felipe González nacionalizó el Grupo Rumasa.
Las decisiones, opiniones y propuestas de varios países van en ese sentido: nacionalizar la banca. Así, Estados Unidos lo está considerando de algún modo; Angela Merkel, en Alemania, prepara una legislación que lo permita, y en Inglaterra soplan los mismos vientos. En el mundo capitalista, que tanto premia a sus directivos, deberían aprender también que el que la hace, la paga.
Trasladado al sistema financiero, esta catástrofe actual tendría que hacer actuar al Gobierno de inmediato: nacionalizar los principales bancos y cajas de ahorros, bien por decreto, bien adquiriendo clara mayoría comprando al valor actual en Bolsa sus acciones. Sólo de esta forma se trasladarían a los ciudadanos las ayudas que están en marcha.
Con un sistema financiero nacionalizado, disfrutaríamos de comisiones justas, valoraciones pertinentes, hipotecas de verdadera ayuda social, créditos inmediatos a pequeñas empresas, y el consumo se recuperaría, manteniendo los puestos de trabajo, también en la banca.
Creo que el país que antes proceda a nacionalizar de manera eficaz su sistema financiero será el que antes empiece su recuperación. Al tiempo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 19 de marzo de 2009