"La buena noticia es que la feria sigue abierta". Lo afirmó Marc Calzada, presidente de Antiquaris (www.antiquarisbcn.com), que ayer inauguró su 33ª edición con la participación de 60 galerías, 30 menos que en 2008 y una sola extranjera, la fiel alemana Kotobuki, especializada en grabados japoneses. El primer día dejó a los participantes más que satisfechos: hubo público y se cerraron varias ventas. "Hemos llegado con expectativas tan bajas que al final nos iremos contentos", dijo Calzada
Por primera vez en sus tres décadas de existencia, la feria Antiquaris acepta también muebles y piezas de artes decorativas de todo el siglo XX (hasta ahora estaba restringida a piezas modernistas y art déco). "Se trata de obras seriadas, sólo primeras ediciones de autores de reconocido prestigio, que dan frescura a la feria, explica Calzada, que expone entre sus muebles Luis XV una escultura de letras de Plensa, como prueba de la feliz unión entre obras de diferentes épocas que quiere impulsar, al igual que otros expositores, como Miguel Alzueta; Aroya, de Zaragoza, y el galerista Joan Cervelló, que se apunta a la moda retro.
No hay en la feria alud de obras de Sorolla, aunque es suya la más cara del salón, un óleo de 1897 valorado en 700.000 euros. También se exhiben un San Jerónimo firmado y fechado por Zurbarán (600.000 euros), varios mir y casas, y una terracota de Picasso.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 22 de marzo de 2009