A la vista de la actuación de los Mossos d'Esquadra en el conflicto con los estudiantes en Barcelona, me resulta curioso pensar lo mal visto que está que tu pareja o tus padres te pongan la mano encima, y lo condescendientes que algunos son con que te ponga la mano encima un agente de policía, que en teoría debería velar por nosotros y por nuestra seguridad.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 22 de marzo de 2009