El magistrado J. A. Martín Pallín hace bien en recordarnos (EL PAÍS, 20 de marzo) que, a pesar de haberse cumplido el primer aniversario de la Ley de Memoria Histórica, "miles de cadáveres de la Guerra Civil aguardan en las fosas comunes y cunetas un juez que les ampare".
Ahora bien, me parece que aun siendo "escandalosa" la "pasividad" de la justicia para investigar estos crímenes, es tanto o más escandaloso el deshonor de la democracia española, que sigue reconociendo jurídicamente las sentencias pronunciadas por los tribunales represivos de la dictadura franquista. Y eso a pesar de haber sido condenado ese régimen en una declaración institucional del Congreso de los Diputados de noviembre de 2002.
De este deshonor son corresponsables todos los partidos y los parlamentarios que aprobaron la cobarde e infame Ley de Memoria Histórica, y lo seguirán siendo mientras no la modifiquen para anular las sentencias franquistas y poner fin a la discriminación que esta ley establece entre las víctimas del franquismo por haber sido ejecutadas antes o después de 1968 (!).
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 22 de marzo de 2009